La Ventana de Overton: cómo nos reprograman mientras creemos elegir
Durante años, la élite ha perfeccionado un arte oscuro: el de mover los límites de lo posible sin que nadie lo note. No necesitan balas ni dictaduras. Les basta una herramienta silenciosa y efectiva: la Ventana de Overton.
Este mecanismo no impone ideas. Las infiltra. Toma lo que antes era impensable —la censura masiva, la manipulación genética, la vigilancia constante— y lo convierte en “normal”, luego en “sensato”, y finalmente en “necesario”.
Hoy vivimos en el resultado final de décadas de ingeniería social. Antes era impensable que un gobierno pudiera rastrear cada paso que das, cada conversación, cada compra. Hoy lo aceptas, lo aplaudes, y hasta lo exiges “por tu seguridad”, porque es lo mejor para el "bienestar" general.
Antes era inaceptable que se silenciara a un periodista por opinar distinto. Hoy se celebra como “lucha contra la desinformación”. Antes era inconcebible modificar la percepción de la biología, la familia, la verdad misma. Hoy, cuestionar eso te convierte en hereje digital, en un enemigo público al que se debe combatir, y porqué no, eliminar.
¿Cómo ocurrió? Fácil. Paso a paso. Con series de Netflix, titulares diseñados, influencers bien pagados y crisis cuidadosamente utilizadas.
La pandemia fue la gran prueba!!!
El Bicho-19 no solo fue una crisis sanitaria. Fue un experimento psicológico a escala global. Se movió la Ventana de Overton a niveles extremos: aceptar toques de queda, aplicaciones de rastreo ciudadano, vacunas obligatorias, censura médica y división social entre vacunados y negacionistas. Y funcionó. Porque ya habíamos sido preparados para aceptar lo que antes hubiéramos rechazado con furia. Solo unos pocos fuimos capaces de resistir, de mantener la firmeza hasta las últimas consecuencias, así nos hubiera costado la entrada a un cine, un restaurante, y hasta la posibilidad de ser contratado para algún trabajo.
Hoy las ventanas siguen deslizándose. La guerra es “necesaria” si viene de Occidente. La libertad de expresión es “peligrosa” si no repite la narrativa. El colapso climático es la excusa perfecta para controlar lo que comes, cómo te transportas, cómo piensas, o hasta si tienes lo necesario para poder vivir en este sistema actual. El objetivo es claro: desactivar la resistencia interna de la población. Que todo cambio drástico parezca “progreso”, que toda renuncia a la libertad parezca “evolución”. Evidentemente los medios de comunicación desempeñan un trabajo importante en todo esto, ya que son el primer foco de desinformación.
¿Qué podemos hacer?
Reconocer el mecanismo es el primer paso. Salirse del guion. Desprogramarse. Hablar, aunque moleste. Pensar, aunque incomode. Porque si no lo hacemos, las próximas ventanas que se abran nos encerrarán por completo.
Cada idea que hoy te parece absurda, mañana puede ser ley. Y no porque sea verdad, sino porque así lo decidieron por ti.
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