¿Pueblo elegido… o autoelegido? El mito que sostiene un mundo desequilibrado



Durante siglos, la humanidad se ha mantenido  fragmentada por religiones, ideologías y narrativas que colocan a unos por encima de otros, pero pocas han calado tan profundo como la creencia de que cierto grupo —el pueblo judío— ha sido “elegido por Dios”.

 ¿Elegido para qué? ¿Y por qué razón el resto del mundo debería aceptarlo sin cuestionarlo?

Es tiempo de hablar sin miedo. No se trata de negar el sufrimiento que históricamente ha vivido el pueblo judío —como tampoco deberíamos negar el de tantos otros pueblos oprimidos, exterminados o desplazados— alrededor del planeta. El problema comienza cuando ese dolor se convierte en escudo moral y justificación eterna para actos de violencia, supremacismo o victimismo selectivo.

Hoy, mientras Palestina arde bajo los escombros, mientras niños mueren por bombas y se justifican masacres en nombre de una “defensa legítima”, muchos se preguntan: ¿Qué clase de divinidad aprueba la ocupación, la humillación, el apartheid y el exterminio?

La idea de un “pueblo elegido” lleva implícita la creencia de que hay pueblos descartables, inferiores o subordinados. Y eso, en pleno siglo XXI es inaceptable.

Ni los judíos son más importantes que el resto del mundo, ni sus tradiciones, textos o mandamientos deben regir el destino del planeta. La humanidad no está aquí para servir a nadie. Las religiones deben inspirar valores, no imponer jerarquías cósmicas ni derechos divinos sobre la tierra o la vida de otros.

No se trata de antisemitismo. Se trata de antielitismo, de justicia, de sentido común.
Y de abrir los ojos ante un relato que, con apoyo de los medios, Hollywood y las instituciones financieras, ha moldeado silenciosamente el imaginario colectivo, como si cuestionar algo fuese un crimen o una blasfemia.

Tal vez sea hora de dejar de temer a las palabras y comenzar a preguntarnos:
¿Quién escribió la historia que leemos?
¿Quién la controla hoy?
¿Y qué papel jugamos nosotros si simplemente la aceptamos sin cuestionarla?

Comentarios

Entradas populares