QAnon: El Mesías Fabricado
Durante años, una sombra se movió entre foros oscuros, videos codificados y redes sociales: QAnon. Lo que empezó como un supuesto "goteo de información privilegiada", terminó siendo una de las operaciones psicológicas más efectivas del siglo XXI. Una narrativa que construyó un culto digital en torno a un personaje inesperado: Donald J. Trump.
Los seguidores de Q no solo creían en teorías sobre pedófilos élite o túneles secretos bajo el Capitolio; creían en la llegada de un salvador. Trump, según esta historia, no era solo un presidente: era un elegido. Un ungido. Un enviado. Todo lo que sucedía —desde terremotos hasta apagones— era parte de su plan maestro para liberar al mundo.
¿Pero qué pasa cuando esperas la tormenta y solo llega el silencio? ¿Cuántos “disclosures” fallidos hacen falta para entender que todo fue una distracción? ¿Y por qué nunca se liberó la "información clasificada" prometida?
QAnon fue útil. Mantuvo a millones de personas sentadas, esperando a que “alguien más” arreglara el sistema. Mientras tanto, la maquinaria del poder —el verdadero poder— siguió funcionando como siempre.
Pregúntate: ¿qué pasa si todo fue diseñado para mantener quietos a los que alguna vez pensaron rebelarse?
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