COLOMBILANDIA: EL COSTO DE TENER PAZ.
No quería pasar por alto este importante
momento por el que está pasando el país del Sagrado corazón, que después de más
de media década de conflictos internos, miles de asesinatos, miles de
secuestros e incontables recuerdos que durante todo este tiempo nos amargaron
la vida, esta a portas de firmar un tratado que da por terminada la acción bélica
de una parte de los autores de tanta sangre de inocentes derramada en territorio
colombiano, y digo una parte, porque las FARC como bien sabemos todos los que
vivimos en este país, no son los únicos responsables en esta guerra interna que
a diario ocupó los titulares de los medios de desinformación, grupos armados
como el ELN, residuos del paramilitarismo, bandas criminales (BACRIM) y
delincuencia común aún siguen siendo obstáculos para lograr una verdadera Paz,
estable y duradera como tanto hemos deseado y añorado.
Personalmente en estos casi 30 años de vida,
siempre estuve rodeado de la guerra, que a pesar de no ser de manera directa
como le sucedió a millones de víctimas, si la mantuve constantemente presente a
causa de las noticias que a diario veía en las noticias, afectándome de manera psicológica
por el miedo que generaba al estar en un país en donde cualquier cosa podía pasar
y que me impedía vivir con la tranquilidad de la que gozaban algunos países
europeos, hasta antes de la aparición del terrorismo que hoy se esta tomando el
mundo.
Cuando de hablar de paz de trata, lo primero
que viene a la mente de las personas es tranquilidad, ya sea esta para vivir,
trabajar, descansar, viajar o una interminable lista de verbos que como seres
humanos además de conjugar quisiéramos poder hacer realidad, y que para
nosotros como víctimas directas o indirectas de esta guerra de más de medio
siglo, suena como un sueño hecho realidad en un país donde soñar se convirtió en
la única manera de ser feliz, pero que al pintárnoslo tan real y cercano como
lo hace nuestro presidente, algo dentro de nosotros salta las alarmas y nos
invita a estar alerta frente a algo que se viene tras la firma de un tratado
resumido en 297 paginas.
Como sabrán aquellos que han leído los
acuerdos, existen varios puntos que al modo de ver de muchos, son los
sacrificios que hay que realizar para lograr la tan anhelada paz, pero para
otros, terminan siendo un premio para aquellos que por más de 50 años fueron
los verdugos y asesinos de tantas víctimas que hoy podrían estar compartiendo
con sus familiares y amigos. Viendo esta situación, creo que lo más justo sería
exponer ambos puntos de vista sin perder la neutralidad que este escrito
merece.
Los que apoyan los
acuerdos de la Habana:
Los partidarios del SI a la pregunta del
Plebiscito, aceptan todos los puntos acordados en la Habana, y por lo tanto aceptan
los beneficios económicos y sociales que
recibirán los exguerrilleros, y a los que
no todos los colombianos tendríamos acceso en nuestra condición de civiles. También
aceptan el acceso a la política de mínimo 10 integrantes de las FARC como
futuro partido político, y como tal los beneficios que contraen al ser parte
del congreso, como lo son recibir protección, salario de aproximadamente 28
millones de pesos, salud prepagada, bonificaciones, definir asuntos de
importancia nacional, entre otros.
Aunque cabe incluir, que están de acuerdo con
el punto de reforma rural integral, que al leerlo suena prometedor y más justo
para el campesinado, la solución al problema de las drogas ilícitas y el tan
cuestionado acuerdo de victimas que para el pensar de cualquier persona, sería
imposible reparar la muerte de un familiar, el maltrato o la humillación recibida
por parte de los milicianos a cada una de sus víctimas.
Los que no apoyan los
acuerdos de la Habana:
Los partidarios del No a la pregunta del Plebiscito,
no aceptan y están en desacuerdo con alguno, algunos, o la totalidad de los
puntos acordados en la Habana, piensan que las condiciones no las deben dar los
guerrilleros ni el gobierno, sino los ciudadanos, y optan por la incredulidad
frente a unos puntos que suenan ambiciosos y muy bonitos, para un país al que
se le miente en cada proyecto que intenta poner a flote el gobierno, y más
cuando es presidido por un personaje que ha estado tras grandes reformas que
han afectado a los colombianos y los intereses nacionales; la perdida de plataforma
marítima en la disputa con Nicaragua, la venta de ISAGEN, micos en la Reforma a
la Justicia, escogencia de pésimos representantes en los diferentes ministerios
y la despreocupación en temas de la privatización de ciertas empresas, entre
otros.
No pienso dar mi veredicto, tampoco decir cuál será
mi opción frente a la pregunta del plebiscito, es deber de todos los
colombianos escoger y elegir la opción que consideren correcta y justa. Las
cartas están dispuestas y las expectativas son muchas para aquellos que voten
por el SI o por el NO. Lo que sí está claro y seguro es que sea cual sea la decisión
tomada en el plebiscito, se vendrá una próxima reforma tributaria que nos hundirá
a todos los colombianos, que afectará nuestros bolsillos y por lo tanto nuestra
calidad de vida.
Solo espero que lo que esté planeando el
gobierno sea en nuestro beneficio y no el en beneficio de algunas
transnacionales que están a la espera de entrar al país con el obstáculo de las
FARC eliminado de su camino, porque somos un país con demasiados recursos
naturales a la espera que estas empresas vengan por ellos, y les aseguro que
esto pasará como sucedió con el tema del Paro de transportadores meses atrás,
donde tras bambalinas la multinacional IMPALA aseguró la entrada de cientos de
camiones para hacerse cargo del transporte de mercancías por las vías colombianas.
¿Qué le espera en un futuro próximo a nuestro país
con la aprobación de los acuerdos? Ya lo veremos, y de seguro estaré pendiente
para traérselos a ustedes atraves de este medio.
COLOMBIA DECIDE, USTED DECIDE….
Muldder Criollo
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