El movimiento silencioso de EEUU: petróleo, distracciones y la presión sobre Colombia
Hay momentos en la historia en los que uno siente que algo se está moviendo debajo de la superficie. No son noticias, no son titulares, no son advertencias oficiales. Son patrones, señales, movimientos que, cuando se juntan, revelan el tipo de jugada que solo hacen las potencias cuando ven que su tiempo se está acortando.
EEUU lleva años enfrentando un problema que pocos allá arriba están dispuestos a admitir públicamente: sus reservas petroleras ya no le garantizan el futuro que tuvieron durante el siglo XX.
Y cuando un imperio siente que empieza a perder el control de su energía, hace lo que siempre ha hecho:
buscarla afuera, como sea.
Hoy, ese “como sea” tiene tres escenarios muy claros:
Venezuela, la narrativa extraterrestre y Colombia.
🛢️ 1. Venezuela: el viejo botín que nunca pudieron tomar del todo
Al norte no le molesta la dictadura ni la democracia: le molestan los países que no se arrodillan.
Por eso Venezuela incomoda.
Por eso se volvió objetivo.
El cuento del “cartel de los soles” apareció justo cuando EEUU empezaba a mostrar grietas internas en su capacidad energética. Una acusación que les sirve para todo: sanciones, presiones, bloqueos, y si es necesario, justificar cualquier intervención bajo el pretexto de “liberar al pueblo”.
Lo curioso es que, al mismo tiempo, Washington dejó que Rusia siguiera avanzando en Ucrania. Los mismos analistas que antes se rasgaban las vestiduras ahora parecen estar acostumbrados a la idea de que aquello quedó como está.
Y algunos ya interpretan esa quietud como un mensaje silencioso:
Ucrania para Rusia, Venezuela para EEUU.
No firmado, no declarado, pero demasiado conveniente para ambos gigantes.
👽 2. La espuma extraterrestre: el enemigo perfecto cuando no hay enemigo
Cuando un imperio necesita distraer, inventa amenazas.
Cuando necesita cohesionar, alimenta el miedo.
Y cuando necesita tapar una crisis interna, recurre al espectáculo.
La reciente fiebre por “fenómenos anómalos”, proyectos como 3IATLAS y la repentina avalancha de militares retirados hablando de naves, luces, sombras y seres no identificados… todo tiene un aroma demasiado oportuno.
La pregunta no es si existen o no.
La pregunta es por qué hablar de esto ahora, justo ahora.
¿Por qué encender una paranoia global en el mismo periodo en el que EEUU enfrenta posibles problemas energéticos, tensiones internas, pérdida del control global y un desgaste económico evidente?
Porque nada entretiene más a una sociedad saturada que un misterio cósmico.
Y mientras la atención se va hacia arriba, las manos que mueven el tablero trabajan abajo, sin interrupciones.
🇨🇴 3. Colombia: la pieza incómoda en la puerta hacia Caracas
Aquí es donde el cuento se vuelve personal.
Para Estados Unidos, Colombia es estratégica. No por cultura, no por hermandad, no por acuerdos comerciales:
por geografía y obediencia histórica.
Un gobierno como el de Petro, que se acerca a China, que preside la CELAC, que insinúa entrar al BRICS y que rompe la tradición de subordinación… es un problema para EEUU.
Un problema serio.
Porque:
➡️ Sin Colombia alineada, cualquier plan sobre Venezuela se complica.
➡️ Sin Colombia disponible, no hay logística posible.
➡️ Sin Colombia obediente, el cerco se rompe.
De ahí el bombardeo mediático.
De ahí la obsesión por su familia.
De ahí la aparición de “testigos”, escándalos reciclados, narrativas repetidas desde Miami hasta Madrid.
Todo apunta a lo mismo:
Influenciar las elecciones de 2026.
Quitar del camino a Petro o a cualquiera que piense parecido.
Colocar a alguien que facilite, sin resistencia, la presión sobre Venezuela.
Es una jugada vieja.
Solo que ahora la disfrazan mejor.
🔥 El fondo del asunto: petróleo, poder y miedo
Hay quien todavía cree que las potencias actúan por moral, por principios o por altruismo internacional. El que sigue creyendo eso no entendió nada.
Los movimientos recientes de EEUU están alineados con una sola obsesión:
Asegurar su energía y su dominio antes de que el siglo XXI termine de acomodarse sin ellos en la cúspide.
Y para eso necesitan:
✔️ justificar algún tipo de intervención o presión fuerte sobre Venezuela,
✔️ distraer al mundo con extraterrestres y proyectos espectaculares,
✔️ debilitar políticamente al gobierno colombiano para recuperar su influencia total en la región.
Todo al mismo tiempo.
Todo disfrazado de buenas intenciones.
Conclusión: las piezas están ahí, solo hay que verlas
Nada de lo que está pasando es aislado.
No son eventos desconectados, ni coincidencias geopolíticas, ni improvisaciones.
Cuando uno observa todo junto —Venezuela, 3IATLAS, los ataques a Petro, las elecciones de 2026, el discurso petrolero, la crisis interna norteamericana— entiende que el juego ya empezó.
Que los movimientos ya están en marcha.
Y que América Latina, una vez más, es el tablero.
La pregunta es si esta vez sabremos leer la jugada antes de que nos la impongan…
o si volveremos a despertar cuando ya sea demasiado tarde.

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